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Los principales referentes del diseño —como Pantone, WGSN y empresas de pintura como Sherwin-Williams o Benjamin Moore— ya comenzaron a señalar cuáles serán los tonos que reinarán en hogares, oficinas y espacios comerciales. La clave este año está en la armonía entre lo natural y lo tecnológico, lo cálido y lo sofisticado.
La necesidad de reconectar con lo natural se traduce en una paleta dominada por tonos tierra suaves, como el arcilla, el terracota, el arena y los beiges cálidos. Estos colores evocan estabilidad, calidez y conexión con lo auténtico.
En 2025, veremos estos tonos protagonizando paredes, tapizados, alfombras y accesorios decorativos. Son ideales para crear ambientes acogedores, serenos y atemporales, y se integran fácilmente con elementos de madera, fibras naturales o textiles artesanales.
El verde continúa su reinado, pero esta vez se desplaza hacia tonos más suaves y apagados, como el verde salvia, el oliva claro o el verde musgo. Estos colores inspiran calma, equilibrio y bienestar, alineados con la creciente conciencia sobre la salud mental y el confort emocional en los espacios que habitamos.
Los verdes se combinan a la perfección con blancos rotos, grises suaves y acentos metálicos, y son una elección ideal para dormitorios, livings y cocinas que buscan transmitir serenidad sin perder estilo.
El azul —asociado tradicionalmente a la calma, el pensamiento y la introspección— se adapta en 2025 a versiones más poéticas. Azules lavanda, grisáceos, brumosos o con tintes violetas traerán profundidad sin resultar invasivos.
Estos tonos aportan un aire sofisticado y relajante, y funcionan especialmente bien en espacios destinados al descanso, como habitaciones o salas de lectura. También serán protagonistas en objetos decorativos como jarrones, cerámicas y tapicería.
Para 2025, Pantone ha propuesto al “Peach Fuzz", un suave tono melocotón, como el color del año. Este tono —entre el rosa empolvado y el naranja pastel— transmite calidez, ternura y cercanía emocional.
Perfecto para textiles, paredes de acento o detalles decorativos, el Peach Fuzz se integra tanto en estilos románticos como modernos, y combina muy bien con marrones claros, verdes pálidos o grises cálidos. Es el color que busca reconectar con los afectos, las sensaciones suaves y la belleza cotidiana.
Aunque la tendencia general apunta a lo suave y natural, los acentos vibrantes no desaparecen. Amarillos mostaza, rojos oxidados y azules eléctricos aparecen estratégicamente para dar vida a espacios neutros o para resaltar zonas específicas.
Estos colores no buscan dominar, sino aportar energía en dosis justas: un sillón llamativo, una obra de arte, una lámpara de diseño o una pared pequeña que rompe con lo monocromático. Se trata de inyectar vitalidad sin romper la armonía general del ambiente.
El cobre, el bronce, el oro envejecido y el níquel mate seguirán ganando espacio en 2025, especialmente en luminarias, griferías, marcos y detalles de mobiliario. Estos acabados aportan un aire de lujo discreto, sin caer en excesos brillantes.
En combinación con paletas neutras, los tonos metálicos se convierten en acentos de elegancia contemporánea que elevan cualquier composición.
Las tendencias de colores para 2025 no solo tienen que ver con lo estético. Responden a una necesidad emocional colectiva: reconectar con lo esencial, habitar espacios que nos contengan y reflejar nuestra identidad en el entorno que nos rodea.
Más que seguir modas, se trata de elegir colores que nos hagan sentir bien, que estimulen nuestra creatividad o nuestro descanso, y que acompañen los ritmos de la vida moderna sin abrumarnos.
En definitiva, el color —como siempre— es una herramienta poderosa para transformar los espacios y también los estados de ánimo. Y en 2025, la decoración se vuelve más sensible, más consciente y más personal que nunca.