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Existen dos tipos de problemas de ruido en el hogar:
A la hora de decorar, es importante prestar atención a los materiales que se eligen, y que en lo posible sean materiales absorbentes. Cuanto más blandos sean los objetos y las superficies, mayor coeficiente de absorción tendrán.
Por ejemplo, los sofás, las camas, los almohadones son excelentes absorbentes acústicos. También las mantas, los manteles o los tapices en la pared (o en el techo) ayudan a mejorar la acústica de manera gratuita.
Las alfombras en el suelo no solo son un absorbente acústico, sino que reduce el ruido de impacto. Cuanto más gruesa y mullida, mejor.
Las cortinas cumplen doble función. Por un lado, la de absorbente acústico porque se traga el sonido, y, por el otro, la de difusor acústico, porque por su forma ondulada rompen la onda del sonido. Cuanto más pesada y gruesa, mejor será el efecto.
Los decorativos con texturas y con superficies irregulares ayudan a reducir la propagación del sonido.
Por ejemplo, las estanterías con muchos libros y objetos se convierten en elementos difusores y absorben eficazmente buena parte de las ondas secundarias que se reflejan en el suelo o las paredes.
Las plantas son un excelente difusor acústico y además reducen el estrés, ofrecen bienestar emocional y relajación.
Una pintura al óleo en una pantalla reduce las ondas de sonido mejor que una fotografía detrás de un panel de vidrio. En general, el vidrio es reflectante acústico y hace que el sonido retumbe aún más y de forma más prolongada.